jueves, 20 de diciembre de 2012

Manual de supervivencia frente a la Ley de Tasas

Una vez aprobada y publicada la Ley 10/2012, de 20 de noviembre, por la que se regulan determinadas tasas en el ámbito de la Administración de Justicia etc., también conocida popularmente como "el tasazo gallardoniano" o "ley garantizadora de la tutela judicial en efectivo", y también la Orden HAP/2662/2012, de 13 de diciembre por la que se aprueba el modelo 696 de autoliquidación, etccomienza el tiempo de los juristas o jurisconsultos quienes, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, son aquellas personas dedicadas al "estudio, interpretación y aplicación del derecho". 


Dicha labor hermeneutica resulta de capital importancia casi siempre dada la habitual mediocridad de nuestros textos legislativos, pero se convierte en imprescindible cuando al legislador le da -como en este caso- por parir engendros jurídicos prematuros sin respetar el necesario proceso de gestación, reflexión y debate que cualquier ley merece, descuidando en muchos aspectos la más elemental técnica jurídica legislativa. Engendro o "criatura informe que nace sin la proporción debida" (nuevamente según la RAE) que viene a atacar violenta e innecesariamente las estructuras de un servicio público esencial: la Administración de Justicia, transportándonos atrás cincuentra y tres años, hasta la antigua ley de tasas de 1959, en un desgraciado viaje a través de las cavernas del tiempo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

En defensa de la Justicia

Que una cosa quede clara respecto a las concentraciones y protestas conjuntas de abogados, fiscales, jueces, secretarios, algunos procuradores a título personal y organizaciones ciudadanas (sindicatos, consumidores, etc.) que se están desarrollando las últimas semanas en defensa de la JUSTICIA (con mayúsculas). No se trata de ideología (derechas o izquierdas) -los concentrados pertenecen a todo el espectro ideológico-, ni de simple oposición partidista, ni de meros intereses corporativos.... No Sr. Ministro, no se confunda ni trate de confundir a la Opinión Pública.